sábado, 15 de septiembre de 2012

La mujer de la barriga de trapo

Colombia y el mundo se unió para ayudar con pañales y ropa para bebé a esta señora con un embarazo único. ¿Cómo hizo para que nadie se diera cuenta de que su barriga estaba llena de trapos?

Todo comenzó cuando pillé en un parque a mi novio Álex besándose con mi mejor amiga. Yo tenía 16 años y estaba perdidamente enamorada de él y no lo quería perder por nada del mundo. Por eso decidí hacer lo que hice: engañar a todo un país, a mi familia y a Álex simulando un embarazo en el año 1997.

Empecé a observar a otras embarazadas, les preguntaba por sus síntomas y por su modo de vida. Cuando estaba con mi familia o con mi novio fingía que tenía mareos, nauseas y antojos. Así pasó el tiempo y llegó el momento en que tenía que empezar a justificar una barriga, a los tres meses de mi supuesto embarazo empecé a tomar grandes cantidades de agua para inflar mi estómago. La gente me miraba y me decía que no se me notaba el embarazo y que el pelao me iba a salir desnutrido.

Luego del quinto mes la situación ameritaba una medida de choque para aparentar la barriga de un embarazo normal. Mi estrategia consistía en ponerme un vestido de baño negro de una sola pieza, que servía para sostener toda la ropa que me metía en mi panza, y encima de todo me vestía con prendas anchas y largas. La gente me tocaba y quedaba convencida de que todo era real.

Siempre me bañaba a la una de la mañana, cuando todo el mundo dormía. A la hora de tener sexo con Álex no me desnudaba por nada del mundo, simplemente me ponía de medio lado, él corría el vestido de baño creyendo que era mi calzón y así lo hacíamos.


Al séptimo mes mi suegra vio el tamaño de mi barriga y me dijo que ahí había más de un pelao. Yo vi la noticia de una muchacha que tuvo ocho hijos y se me ocurrió decir que en mi caso estaba esperando nueve bebés. La noticia se regó cuando mi prima Mariana llevó a un periodista, ahí empezó todo a salirse de control.

Creo que me pillaron un 28 de noviembre. Todo el mundo quería que me hiciera una ecografía y una psicóloga del hospital empezó a hacerme preguntas y caí redondita, ella descubrió el embuste. Empecé a llorar, a gritar, y entonces los médicos me esposaron a la camilla y empezaron a sacarme los trapos de la barriga.

El escándalo fue mayúsculo, mi familia me dio la espalda, la gente trató de lincharme y me agredieron varias veces cuando me reconocieron. Me tocó mudarme a Cartagena y ahí los agravios siguieron, me echaron de varios trabajos y sobra decir que perdí a Álex.

Hoy tengo cuatro hijos y fue maravilloso sentir un embarazo verdadero. Desde hace varios años trabajo haciendo trenzas y masajes a los turistas al frente del hotel Dorado de Cartagena. De todo esto aprendí a no mentir jamás y a ser una mujer de bien, hoy con Álex somos amigos y a veces nos reímos de lo que pasó. Yo pagué un precio alto: jamás he podido encontrar el amor.